sábado, 2 de julio de 2016

Introducción

INTRODUCCIÓN. AGOSTO 2015 

Siempre que he hecho un Blog de viajes, ha sido para intentar que las personas que quisiesen visitar los mismos sitios, tuviesen un punto de referencia para montar su propio programa.

En esta ocasión, este blog va a ser diferente porque diferente ha sido también este viaje.
Nací en Tánger y mis hijos decidieron regalarme por mi cumpleaños un retorno a mis orígenes acompañado por ellos. Y así fue. Después de 37 años he vuelto y con ellos dos he vivido momentos de una intensa emoción. Hemos reído, (yo incluso llorado), recordado , conversado muchas horas y todo eso me ha hecho inmensamente feliz.
Normalmente la gente que visita Marruecos, suele ir a las ciudades más típicas, o bien más en plan aventura, por la parte del sur, por el desierto. El caso es que Tánger por sí sola tal vez no tenga demasiado atractivo, pero para mí es lo máximo, es mi pueblo, dónde yo nací y pasé  mi infancia y juventud hasta los 15 años que nos trasladamos a Barcelona. Por eso en el programa, el punto fuerte tenía que ser Tánger.
  
Por lo tanto visitaríamos: Tánger, Asilah y Marraquech

Detalles a tener en cuenta en una visita a Marruecos:

1.- Cambiar totalmente el chip. Es otro continente diferente al europeo, otra cultura y aunque nuestras raíces sean más parecidas que las de los suecos o noruegos, igualmente hemos de cambiar el chip o de lo contrario no se disfruta.

2.- El clima en Tánger y Asilah es muy parecido al de Barcelona, cálido y húmedo sin pasar de 29 o 30 grados. Aunque este verano del 2015 ha sido bastante excepcional en todos los sitios. Eso sí en Marraquech el calor es diferente. Amanecen los días grises y se pueden pasar fácilmente de lo 40-43 grados C. Por lo tanto, agua (botella de litro y medio, 6 DH, más o menos 60 céntimos de €), gorra y gafas de sol, son indispensables.

3.- La moneda, dirham (DH). En realidad no hace falta cambiar demasiado porque tanto en Tánger como en Marraquech te aceptan €. Hacen un cambio redondeado a 10DH=1€. O sea es fácil calcularlo, si te piden por algo 150 DH sabes que pagas más o menos 15€. Suelen ser siempre precios redondeados sin céntimos. Rara vez te pedirán por ej. 157,45 DH. Además se puede pagar con Visa en la mayoría de los sitios.

4.- El Regateo: Indispensable entrar en el juego de lo contrario pagarás mucho más de lo que vale el producto comprado y encima quedarás como un “pringao”. Hay que saber cuándo y cómo regatear.
¿Cuándo? cuando el producto sobrepase los 100 o 150 DH. No tiene sentido regatear por ejemplo por una pulsera que te pidan 8 DH (80 céntimos de €) y pedir 6 DH ya que la diferencia es de 20 céntimos de €. Eso sí, en el caso que en esa misma tienda te hayas dejado una pasta en otras cosas, puedes solicitar incluso que te regalen la pulsera de 8 DH.
¿Cómo? Lo ideal para regatear es saber cuánto te costaría el producto en Barcelona. Hay gente con gran facilidad para saber eso de los precios (como el concurso EL PRECIO JUSTO). Eso es lo ideal. Por ejemplo, unas babuchas (zapatos típicos de allí), si crees que aquí puede costar más o menos 15 o 20 € (150 o 200 DH) espera a ver que te pide. Seguramente el empezará por un precio muy alto, por ej. 300 o 400 DH. Tú le ofreces, con una gran sonrisa y amabilidad ( para que no se ofenda ) 100 DH. Y a partir de ahí entre los 100 DH que tú ofreces y los 300 o 400 DH que él te puede pedir, está el juego hasta llegar a los 150 o 200 DH que crees que debes pagar. Si haces amago de marchar y te deja, es que realmente no va a bajar más. Eso sí, repito, siempre con una sonrisa y de buen rollo. Es cansado, pero si te lo montas bien, puede ser incluso divertido.

5.- Los cambios, en las compras, sobre todo en compras pequeñas si pagas con billetes, debes revisarlo con atención. Por ejemplo , un paquete de Marlboro, en la estación de trenes de Tánger. valía 30 DH, le pagué con el billete más pequeño que llevaba, 100 DH (10 €) me tenía que devolver 70 DH. Pues me dio dos billetes de 20 DH y cuatro monedas de 5 DH. Es decir me faltaba una moneda de 10 DH. Es sólo 1 € aproximadamente, pero él sabía perfectamente que me daba de menos. Por lo tanto vigilad todos los cambios, porque no es casual, me pasó varias veces.

6.- Los "faux guides", (los ilegales guías turísticos que insistirán en acompañar al viajante hasta más allá de la saciedad). Saben perfectamente que eres turista y si te paras en la calle a mirar un plano o te ven un poco perdido, se ofrecen enseguida a “ayudarte”. Ojo, establece siempre antes el precio de lo que te va a cobrar. Nunca es una ayuda altruista. Lo mejor es educadamente y con amabilidad, decir que no es tu primer viaje por allí, que ya conoces el sitio. O en mi caso, soltar cuatro palabras en árabe de agradecimiento, pero rechazando esa ayuda.

7.- Las comidas. Hay que probar de todo, te podrá gustar más o menos, pero es una pena rechazar algo cultural como es la gastronomía porque no te entre por la vista. Si comes en un sitio con precios escritos ya sea en la carta o en pizarras, no dejes que te claven con los extras. Si ves que te van a poner complementos como patatas fritas, salsas, verdura, etc recházalos o acéptalos, pero sabiendo que pagarás por ello. Sobre todo en los puestos de comidas fijos como en Marraquech, la Plaza de Jemaa el Fna, o en Tánger en el Zoco Grande (Plaza 9 de Abril), típicamente turísticos, donde te sientan en grandes bancos, de mesas alargadas con otros turistas desconocidos, bien apretaditos. La cuenta te la hacen en un trozo de papel cortado del mantel y poniendo sólo la cantidad final no el desglose de lo servido. Y ahí es dónde hay que fijarse.

8.- Los Hoteles. Nada tiene que ver con lo anteriormente descrito. Escogimos en Tánger el Hotel Chellah, relación calidad precio muy buena. En el centro de la ciudad, no de la Medina. Cerca de todos los puntos visitables de Tánger. Buffet de desayuno impresionante. Eso sí, pedir habitación que dé a la piscina no a la calle, por el ruido.
En Marraquech, mejor coger un Riad. Mis hijos escogieron uno en el interior de la Medina. Parece mentira que en una callejuela como esa pueda haber un oasis y remanso de paz como ese. Suelen ser antiguos palacios o casas señoriales, convertidas en hoteles de pocas habitaciones. Nosotros estuvimos en el Riad Viva.

9.- El tráfico. Alquilar un coche por allí es un acto de suicidio cuanto menos. En lo que son las zonas de las medinas o kasbas, el tráfico es incontrolable. Tienen un verdadero problema. Cuando yo vivía por allí en los años 50, 60 y 70 (justo el año que marché) el nº de coches era absolutamente inferior. Casi no había semáforos. Podías a veces sentirte atropellado por un burro u otro animal de carga y nada más. Ahora es un caos total de coches y sobre todo motos. Motos tipo vespino, con padre, madre y dos niños subidos . Eso si, el papi es el único que lleva casco. Los semáforos solo existen para los coches no para peatones. Si bien es cierto que con dos o tres paseos te acostumbras a cruzar pegadito a los lugareños, entre los coches que van zumbando como poseídos.
En cuánto a los taxis, en Tánger hay dos tipos. Los grandes, de color beig, que son los que pueden hacer servicios tanto dentro como fuera de la ciudad y los azules “petit taxi”, solo por la ciudad. Algo común es compartir clientes. En un taxi grande (Mercedes bien antiguos) pueden ir hasta 6 personas. Tu levantas la mano, paran, te preguntan dónde vas y si le viene de paso te cogen. PACTAR siempre antes los precios. Por ej. del aeropuerto a la ciudad, lo normal son 150 DH (unos 15 €, más o menos)
Luego están los “ taxis “ moto-carros. Suelen ser conducidos por extranjeros, senegaleses o de cualquier otro país del sur. Este transporte sólo lo utilizan los más jóvenes. Aunque nosotros convencimos (los taxistas no ven con buenos ojos que cojan turistas) a uno de estos “taxista-motero”, un simpático senegalés, para probar la experiencia y nos llevó desde la estación de tren de Tánger, hasta el hotel. Realmente fue toda una odisea de lo más divertida. Tardamos más de 40 minutos y suerte que al final sacamos el GPS del móvil, de lo contrario aún estaríamos dando vueltas. Afortunadamente no usan taxímetros ya que se fija un precio con antelación.

  Video en el moto-carro        

 10.- Conclusiones.
  
Mucha gente comenta su inquietud por viajar a Marruecos, pero lo cierto es que es un país seguro. Difícilmente ves un tirón o robos con violencia. Eso sí, tampoco hay que dar oportunidades e ir descuidado, pero eso te pasa igualmente en Barcelona. A pesar de lo contado anteriormente, no hay que exagerar con lo de no confiar en nadie.  Lo del regateo y lo de pedir dinero por todo es en parte normal, es su forma de subsistir.
Luego es cuestión de intentar entrar en ese mundo, los olores a veces agradables de especies, plantas, comidas, otras veces menos sugestivos. Por ejemplo en Marrakech, plaza de de Jemaa el Fna, el olor de los restos biológicos de los caballos que arrastran los coches turísticos, ya que a pesar de llevar como un pañalillo  de tela, no siempre cumplen esta función y van dejando un gran rastro.
Los edificios, un tanto en decadencia pero que reflejan un pasado glorioso.
Los sonidos en la calles: el bullicio, las charlas entre ellos que parece que siempre discutan, pero que es su forma de expresarse, con vehemencia, gestos, contacto corporal. Las músicas y sobre todo ese sonido que pone la piel de gallina: los cánticos de llamada al rezo desde las distintas mezquitas, una como mínimo en cada barrio.
Por último y antes de empezar con el blog en sí, dejo este vídeo en el cual se pueden observar la mayorías de edificios y puntos que vamos a visitar estos días. Son como dice el texto, las huellas españolas que aún conserva la ciudad de Tánger.
Vídeo

viernes, 11 de septiembre de 2015

1er día Domingo 9/8/15

Llegamos al aeropuerto de Tánger a las 11h de la mañana, teniendo en cuenta que allí es una hora menos que en España, la idea era aprovechar este primer día a tope.



Lo primero de todo, pactar con el taxista el precio hasta el hotel. Les llaman Grand Taxis, son Mercedes destartalados de color crema, beige. En la salida, justo donde se ponen todos los taxis, hay un panel con el precio oficial, aunque ellos se lo pasan por el forro.



Como veis, se supone que para la ciudad de las 5:30 a 22:30 h. cuesta 100 DH (unos 10€). Pero ellos (sobre todo en verano) lo cobran como tarifa nocturna, es decir el 50% más. Total 150 DH.
Llegas a unas filas desordenadas de coches donde un señor que manejaba un poco el cotarro, después de gritos y aspavientos a los taxistas, nos indicó donde subir. Si se te ocurre entrar al taxi sin hablar de precio, cuando llegues al destino te cobrará lo que le de la gana y estás perdido. Le preguntamos el precio: "150 DH" , le decimos lo que hemos visto en el panel, o sea 100 Dh. Que no. Y la verdad por 5 € tampoco era cuestión de regatear. Nos quedaba mucho de ese juego durante toda la semana. La anécdota fue, que una vez estábamos dentro las maletas y nosotros, el coche no quería arrancar.     "No, si al final tendemos que empujar y todo". Ese fue nuestro pensamiento. No hizo falta porque después de risas y cachondeo, los compañeros y el mandamás empezaron a empujar y arrancó. Lo bueno es que por el camino, con el coche en marcha, le daba al contacto y apagaba el motor. Aprovechaba la inercia y lo volvía a encender. No acabamos de entender su finalidad, pero nuestro temor era que no se encendiese y nos quedásemos tirados en la carretera con un sol de justicia y ahí si que nos hubiese tocado empujar.

HOTEL:

Llegamos al final sin problemas al hotel, pagamos los 150 Dh. establecidos y entramos en el Chellah.














El hotel realmente está muy bien en cuanto a calidad/precio. La decoración muy lograda con el entorno, limpio, espacioso, bien situado y sobre todo el desayuno bufet y la piscina, una pasada.

Dejamos las maletas, pues ya estaba preparada la habitación y nos dispusimos a comenzar la ruta.
Pasamos por la Oficina de Turismo para recoger planos de la ciudad y de ahí al Boulevard Pasteur, punto neurálgico de Tánger. Se tardan 7 minutos, andando desde el hotel. 
Allí en el mirador de los cañones (fabricación española, en alguno se ve escrita la placa de Barcelona), empezaron a aflorar mis recuerdos. La vista es maravillosa desde esta plaza Mirador Sur el-Me’egazin (Plaza Faro) llamada popularmente Terraza de los Perezosos, porque siempre hay gente medio tumabada sin hacer nada. Al fondo, parte de la Medina, luego el Mediterráneo y el majestuoso Peñon de Gibraltar.






Bajamos por las escalerillas que comunican con la calle Murillo, pasamos por delante del Monte Chilali, que tantas veces crucé en mi infancia y llegamos a la esquina de la calle Esperanza Orellana y allí estaba : el TEATRO CERVANTES. Quiero recordar lo que fue y no lo que es ahora. Según me informo parece que están pensando en su reforma, pero de momento ahí está. No obstante a mi me sigue pareciendo maravilloso, porque puede más en este caso la memoria y los recuerdos que la vista. Historia e información del Teatro Cervantes







Siguiendo por la Calle Esperanza Orellana nos acercábamos a la esquina con la C/ Cuesta de la Playa. Mi corazón se aceleraba, allí en el nº 45 encontraría mi casa o lo que fué mi hogar durante 15 años. Si, allí estaba, pero..... ahora es una Pensión. Pensión Atou







Pensión ATOU. En este edificio donde estaba la serrería Duarte, además del taller, almacén y oficinas, había 4 casas, no en forma de pisos verticales, sino distribuidas en espacio abierto a distintos niveles de altura. Arriba teníamos un huerto y una maravillosa terraza-mirador desde dónde veíamos el mar y el resto de la ciudad. Vivíamos dos familias españolas de religión católica y otra familia más, mis queridos Haligua, de padre marroquí y religión judia y madre española y católica. Eran mis otros hermanos. La 4ª casa era como de alquiler, la iban ocupando diferentes personas por témporadas. En la época de los hipis ( años 60 ) eran los que más la alquilaban.
La convivencia en aquella época entre nacionalidades (españoles, marroquíes, franceses, italianos, ingleses) y religiones (cristianos católicos, cristianos protestantes, musulmanes, judíos, hindús) estaba absolutamente normalizada. Recuerdo celebrar con los vecinos, sus fiestas religiosas, fiesta del cordero, fiesta de la Pascua judía, fiesta final del Ramadán, y ellos las nuestras. Especialmente con la que más disfrutábamos todos era la de las Navidades.
Entramos en la pensión con el fin de avivar mis recuerdos y ver si quedaba algo reconocible de lo que fue mi hogar. En principio, vimos que no era una pensión turística al uso. De hecho no es para turistas extranjeros. Al entrar encontramos la recepción, una sala de oración absolutamente decorada y una habitación que hacía las funciones de despacho y dormitorio. A pesar de los recelos de mis hijos, entramos. El recibimiento al principio fue de cautela. Intentaba explicar el por qué de nuestra presencia. Salió un señor mayor, que resultaba ser el dueño. Su cara al principio no era de buenos amigos, lógico, tres españoles pringaos preguntando y explicando no se qué. Temíamos que la cosa se pondría tensa. Eran cuatro, bueno uno estaba distraído con sus rezos en la sala afín. Poco a poco, con el "jefe" fui entablando conversación un poco en árabe, francés y español. Le di datos y detalles de mi pasado y de mi situación, se le cambió totalmente el semblante, conocía a mi familia. Ahí cambió todo. Hizo gala de la hospitalidad musulmana (si, a ver si nos vamos enterando que no todos los musulmanes son yihadistas) y nos acogió en una salita dónde nos invitó a beber, eso sí, siguiendo su ritual claro. Mandó traer una botella grande de agua helada, fue lo que pedimos, el calor apretaba y no nos entraba un té ardiendo. Puso delante nuestro la botella y un solo vaso (os recuerdo que éramos tres). Preguntó quién era el hijo mayor y le hizo servir primero al "papa". Bebí con gran placer. Luego ordenó que se sirviese él, por supuesto en el mismo vaso y por último a su hermano pequeño, el cual miraba como diciendo "Anda ya me han tocao todas las babas de la familia". El caso es que lo que iba ser un visto y no visto superficial, un vistazo por encima, se convirtió en un tour turístico de 90 minutos. Eso sí, súper agradable y para mi muy emotivo. No pude dejar de ver a mi papi y a mi mami, fallecidos los dos hace cuatro y un año respectivamente, entre las sombras de esas paredes. Esa noche, en el hotel, no sabría distinguir si fue dormido y en sueños o despierto recordando, o las dos cosas a la vez, pero vi imágenes de mi infancia y juventud, imágenes ahí guardadas de mis padres que hacía mucho, mucho tiempo que no las disfrutaba.
En fin, hoy la pensión tiene más de 170 habitaciones la mayoría para hombres. Las mujeres no pueden entrar solas a no ser que vayan con sus maridos, para lo cual El Sr. Mohamed Atou ha habilitado unas cuantas con "baño" propio ya que las otras no lo tienen y son de aseos comunes.
Volver a ver las vistas desde la terraza, pared con pared con el cementerio judío fue otro chispazo de adrenalina para mi espíritu. El Sr. Atou subió con nosotros hasta arriba del todo, a pesar de los achaques y el dolor de huesos. Son 82 años, bien aprovechados, con más de 8 hijos y no se cuantos nietos y biznietos. Ahora por eso, se ve obligado a dormir en el despacho - dormitorio que había en la recepción, para no tener que subir escaleras.


Con Sidi Mohamed Alou



 













Después de los agradeciminetos y abrazos de despedida, decidimos continuar la ruta.
Subimos por la calle Cuesta de la Playa dirección al zoco. Esa zona estaba igual, no habían pasado los años, aunque la única diferencia es la cantidad de circulación de coches y sobre todo motos. La calle es una tienda detrás de otra con productos de imitación, relojes, ropa, zapatos, etc.
Otra parada para el recuerdo.
El antiguo colegio español Alfonso XIII.

El establecimiento fue creado en 1912 por la Misión Católica-Española con el objetivo de aplicar los diferentes órdenes: religioso, escolar, social y benéfico.  La Fundación Casa Riera era la artificie de esta obra, y fue gracias al derroche generoso del Marqués de Casa Riera, quien hizo entrega de un donativo de 300.000 de las antiguas pesetas al monarca de España, Alfonso  XIII, quien a su vez destinó el dinero a su construcción.

Seguimos caminando y nos encontramos con el Mercado Central del pescado. Allí donde tantas veces acompañaba a mi madre. Se vuelven a mezclar los olores con las imágenes y los recuerdos. Atravesado la pescadería entras en las callejuelas de la medina, las tiendas de abastos, frutas, verduras, especias, carnes, etc. Y gatos, muchos gatos,














Eran casi las 4 de la tarde y el hambre apretaba. Entramos en un restaurante llamado AL Kasbah, en la C/Agzanaya, en la Medina. Era amplio, limpio y muy bien decorado al estilo árabe. Lo mejor, es que no había que regatear ni preocuparse de qué pedir. Es precio y menú único, 10 o 12 € por persona y consistía en menú de tres platos con aperitivo, bebida y postre incluído. De 1º a elegir Harira (sopa de verdura, un poco picante) o ensalada; de 2º Pasteleta, un pastelito de hojaldre, con azúcar glassé por encima, cebollitas y relleno de carne; de 3º a elegir Tajine o Cuscús. De postre, uvas, sandía, pastelitos y un fabuloso té verde.
Puedes encontrar sitios más barato, seguro, pero éste la calidad, cantidad y amabilidad lo hace totalmente recomendable. TF 66852665














Una vez repuestas las fuerzas y energías, nos dirigimos hacia la Kasbah. Entramos por la puerta Bab Al Kasbah y lo primero que encontramos en la plaza es el Museo de mismo nombre.

Luego es cuestión de seguir callejeando, siguiendo la muralla, viendo los maravilosos hoteles-riads, que hay por esas angostas calles.







Antes de salir de la Kasbah para continuar por la medina , bajando por la calle Riad Sultán, hay una puerta (Bab Bhar) con una vista maravillosa del Estrecho de Gibraltar y el exterior de la Kasbah.
Sitio de obligada visita por el relax que suponen las vistas, lástima de las obras que afean el paisaje, pero algún día acabarán.





Volvemos a pasar por debajo del arco, seguimos caminando por la calle Riad Sultán y llegamos a la plaza du Mechoir, la principal de la Kasbah. Nos disponemos a volver a la Medina y saldremos por la puerta Bab Haha.







Ya fuera de la Kasbah, en la Medina, en la calle Sidi-Hosni, nos podemos encontrar con el Palacio del mismo nombre. Se le conoce popularmente como la casa de Barbara Hutton. Aunque fue propiedad de tres ilustres tangerinos: Walter Harris, Maxwell Blake y Barbara Hutton, ésta última es la que daba por lo visto las fiestas más sonadas.
Muy cerca en un callejón está el famoso Café Baba. Este Café, no sólo fue testigo histórico de los años internacionales del Tánger de los 40, sino que además atrajo a líderes extranjeros, estrellas del rock (Rollings Stone, Beatles), artistas y aristócratas desde que abrió en 1942.
Seguimos bajando hacia el puerto y la playa. Volvemos a salir hacia la Calle Cuesta de la Playa y llegamos al Puerto  Nuevo. De hecho está en obra. El rey Mohamed VI quiere hacer en Tánger un puerto deportivo que pueda competir con los del otro lado de la costa,  en España.
Seguimos paseando por el paseo de la playa. Ésta tiene una arena finísima y la extensión hasta llegar a la orilla es enorme. Si digo 500 m. igual me quedo corto.




Quedamos que al día siguiente nos pegaríamos un baño, porque en ese se hacía tarde y teníamos que ir a la estación de tren Moghogha, para buscar los billetes del nocturno que nos llevaría a Marraquech. Coincidió que ese mismo día era el último de funcionamiento de esa estación, ya que al siguiente se inauguraba otra mucho más moderna y preparada para futuros trenes de alta velocidad, la Estación Tanger Ville. En Tánger, cuando yo vivía había una pegada al puerto. Ahora el panorama de las estaciones de tren está así:



El caso es que andando desde la playa hasta la Estación Moghogha, casi nos hicimos 5 Km. No llegábamos nunca, por eso a la vuelta decidimos coger un taxi, aunque para probar una nueva experiencia optamos por La MOTO-TAXI. Toda una vivencia, explicada en la INTRODUCCIÓN de este blog (apartado Tráfico).
Llegamos al hotel, una piscinita, relax y vuelta a la calle. Al Zoco Grande (Place 9 Avril) para cenar en la plaza, en plan turísitco, rodeados de multitud, ruidos de coches, cánticos etc. Otra experiencia aunque esta vez con algún problemilla a la hora de traernos la cuenta. Explicado también en la Introducción, apartado Comidas.






Para ser el primer día ya estaba bien. Mañana nos espera la parte "nueva" de Tánger y playita.

jueves, 10 de septiembre de 2015

2º día Lunes 10/8/15

Después de un desayuno bufet espactacular en el hotel, iniciamos nuestra ruta.
Hoy haremos la parte más céntrica de la ciudad.
Iremos por el Boulevard de París, la calle Bélgica hasta parar a la plaza Koweit, donde se encuentra el Instituto Español Severo Ochoa. Seguiremos por la misma calle hasta el Colegio Español de primaria Ramón y Cajal, al lado del Consulado español de Tánger. Desde allí cogeremos un taxi pequeño hasta el Cementerio de Boubana. Luego otro taxi hasta la zona del barrio Marchán, el Cafe Haffa. Después nos  daremos un baño en la playa y volveremos al hotel para relajarnos en la piscina hasta la hora de la cena.
Empecemos:

Volvemos a encontrarnos en el punto de inicio de todas nuestras rutas, a 7 minutos andando del hotel, el Boulevard Pasteur.

La 1ª parte del recorrido será este:



 Casa de la Deuda Marroquí: (Oficina de Turismo)


Este edificio data de 1910. Durante algunos años fue la sede de la Administración de Control de la Deuda. Más tarde albergó las oficinas de la Administración Internacional. Actualmente es la Oficina de Turismo. Posee también una importante biblioteca.

Sinagoga Chaar Rafael.

El edificio pertenecía a Raphaël Bendrihem y lo legó tras su muerte, en 1951, para que se convirtiera en una sinagoga. Es el único templo hebreo que continua activo en Tánger.

Mirador Sur el-Me’egazin (Plaza Faro) (Popularmente Plaza de los Perezosos, siempre hay gente parada, sin hacer nada)

Bonito mirador desde el que se divisa el estrecho de Gibraltar y las costas españolas, está adornado con varios cañones de bronce.

Famoso café de la ciudad, inaugurado en la década de los años veinte. Acudían a él con frecuencia personajes como: Tennesee Williams, Paul Bowles, Mohamed Choukri, Emilio Sanz de Soto, .. 

Hotel El Minzah. 

Es uno de los hoteles más lujosos de la ciudad fue inaugurado en 1930. Cuenta con un elegante patio central de estilo andalusí.

Casa Menebhi. 

Este edificio ubicado enfrente del hotel Minzah es de estilo ecléctico y presenta ciertos elementos arquitectónicos propios del modernismo, fue realizado en 1910 por el arquitecto Diego Jiménez Armstrong.

Consulado Francés. 

Este elegante edificio fue realizado por los arquitectos Raulín y Dupré, se inauguró en 1929. 

Seguimos el camino por la Calle Bélgica, pasamos por el nuevo y lujoso Club de Tenis, y al fondo se ven las siluetas de la Mezquita Mohamed V y de la Catedral Española. Como se ve es un poco más alta la Mezquita. Esto es debido a la pura competencia ya que el campanario de la Catedral era el punto más alto de cualquier edificio de la ciudad y eso no podía ser. Así que se hizo la mezquita un pelín más alta.



Llegamos a la altura de la Mezquita Mohamed V, imposible entrar y además no les hace ninguna gracia que hagamos fotos ni de lejos. Así que pasamos de largo y llegamos a la plaza Koweit. Vuelve a palpitar de nuevo mi corazón. Mi Instituto, el antiguo IPE (Instituto Politécnico Español) hoy Severo Ochoa, está delante. Tantos recuerdos agolpados, recuerdo mi ingreso a los diez años, su "coto", su teatro, sus pistas de deporte, frontón incluido, dominios del Sr. Mola. Mis profes, especialmente mi preferido, el de Mates, el Sr. Terrero. En fin, me hubiese encantado entrar pero al ser periodo vacacional de verano, estaba todo cerrado.



Siguiendo por la misma acera, llegamos al Colegio Español de Primaria, que sigue manteniendo el nombre, Colegio Ramón y Cajal. Está exactamente igual, bueno con cámaras de seguridad, impensable en mi época. El mismo patio con el busto de D. Ramón en el centro. 



Desde allí, siempre siguiendo la misma calle, a pocos pasos, está el Consulado Español. Allí tenía un tío, Enrique Pacheco, que trabajaba y vivía en la casa del conserje. Qué recuerdos los domingos, cuando aquello estaba vacío, las patadas al balón que pegaba en aquel maravilloso y bien cuidado césped. 



Tenía la intención de hacer una visita poco turística, pero que los sentimientos me tiraban hacía ella. Quería ir al cementerio católico, dónde quedaron los restos de mi abuela paterna, Lola. Mis hijos, pobres, respetaron mis deseos, a fin de cuenta el viaje era un regalo, mi regalo. Así que cogimos un petit taxi azul, que por 50 DH. (5 €) nos dejaría en el barrio de Boubana, a las afueras de la ciudad.
No sabía lo que me encontraría, ya que tenía noticias de que el año pasado se habían producido saqueos y vandalismo en el cementerio.
Al llegar había un conserje que nos hizo mirar un inmenso libro buscando el nombre. Fué una tarea de más de 40 minutos. Aparecido el nombre y el sitio, el sr. decía que era difícil encontrar la tumba ya que no estaban bien indicadas. El tipo lo único que buscaba era su propina, la cual exigió en cuánto la encontró. No respetó ni el momento íntimo y mágico del reencuentro con mi querida abuela. En fín, repito, estas cosas hay que verlas desde otra perspectiva, no con nuestros ojos occidentales y europeos. Por lo menos la tumba estaba intacta y habíamos conseguido nuestro objetivo.





Es hora de descansar un poco y reponer el alma de estas intensas emociones y qué mejor sitio que el famoso Café Hafa en el Barrio de Marchán. Petit taxi de nuevo y allá que nos vamos.
Por el camino podremos ver:
- Los jardines del Marshan, que bajan hacia el mar, con el palacio Real, rodeados de antiguos palacetes, entre ellos el Palacio del Mendoub, embajador del sultán, posterior casa del millonario americano Forbes y museo de miniaturas militares.
- Estadio de Futbol, en el centro de una gran explanada. Y por fin llegamos al:
- Café Hafa, sobre el mar, con vistas del Estrecho de Gibraltar y mítico lugar de encuentro de intelectuales.









Después de este merecido descanso de todos los sentidos, nos encaminamos hacia la:

- Necropolis fenicia, detrás del estadio, dominando el estrecho, se pueden admirar los restos de tumbas fenicias . Este es también un lugar donde se puede disfrutar de impresionantes vistas del atlántico y la costa Española.









Seguimos caminando, hasta llegar de nuevo a la Medina. Bajaremos por la Avda Mohamed VI (Av. de España) hasta la playa.

Ayer decidimos que no podíamos dejar de visitarla. Es inmeso el arenal y todo un espectáculo. La gente se agolpa en la orilla y se conjunta todo. Mujeres vestidas nadando, otras en bañador (las menos), chiquillos corriendo y jugando, padres intentando enseñar a nadar a sus hijos, vendedores de todo tipo de artículos, música a tope, etc. Todo un espectáculo de lo más singular. Recuerdo mis tardes de playa, al lado de casa. Teníamos una caseta de madera, pintada con franjas blancas y azules, dónde nos cambiábamos la ropa, comíamos y hacíamos la siesta. !!Qué recuerdos¡¡




Después de esto, solo nos queda irnos a la piscina del hotel, pequeño oasis dentro de la ciudad y luego preparnos para ir a cenar y vivir la bulliciosa noche tangerina.   

miércoles, 9 de septiembre de 2015

3r día Martes 11/8/2015

Por la mañana después del desayuno, dejamos la habitación y nos guardaron en consigna las maletas que recogeríamos por la noche antes de partir hacia la estación de trenes para coger uno hacia Marrakech.
La idea de hoy era la de visitar por dentro la catedral española, ya que ayer solo la vimos por fuera. Luego bajar por la calle San Francisco, Jardines de la Mendoubia,  llegar a la medina , otra vez el Zoco grande y luego coger un taxi para pasar el resto del día en Asilah (en español Arcila)
Empezamos:

Al pasar por la plaza de Francia, en la calle Bélgica, nos sorprendimos al ver que la regulaba el tráfico era una chica. Hace poco esto en Marruecos era impensable.


Seguimos nuestro camino hasta la Catedral Española. Estaba cerrada, pero soy cabezota y mi idea era entrar y volver a revivir mis recuerdos. Así que al ver a unos chicos negros que entraban y salían de una dependencia en el lateral de la iglesia,  con productos de alimentación e higiene, dedujimos que con alguien de dentro podríamos hablar.
Efectivamente nos encontramos con el equipo del TAM (Tanger Accueille Migrants), de la Delegación Diocesana de Migraciones. Hacen una inmensa labor recogiendo a inmigrantes que han sido desalojados de las casas donde vivían. Pues bien, les explicamos mi historia y mi interés por volver a ver la Catedral de mi infancia y con muchísima amabilidad nos abrieron las puertas y pude cumplir mi deseo.

Vídeo de la Catedral.

Acabada esta emocionante visita, nos encaminamos por la calle San Francisco. Esa gran cuesta que cada día subíamos y bajábamos con mi madre y varios chiquillos más, camino de la escuela. Más o menos sigue igual. Si no fuera porque a la izquierda han construido los magníficos jardines de Mendoubia.

Al bajar por la calle San Francisco nos encontramos con numerosos locales donde se trabajan con restos de animales, cuernos, pezuñas, para realizar posteriormente objetos de artesanía turística. Por el olor es facilmente reconocible.





Final de la C/San Francisco al fondo la Gran Mezquita de la Pl. 9 Abril (Zoco grande)


Al final de la calle llegamos a la plaza 9 d'Avril (Zoco Grande). De allí vamos hasta la tumba de Ibn Batouta, explorador y aventurero contemporáneo de Marco Polo. La pequeñísima estancia que se puede visitar estaba cerrada, pero si tienes la curiosidad de verla por dentro, te dejo este vídeo de 1'30''. Está dentro de la Medina. Se va dirección la Kasbah en la calle Gzenaya, está escondido, pero hay carteles indicadores.



 Asilah:

Fuimos a coger un grand taxi, aquellos de color beig, que son los que pueden hacer recorridos largos fuera de la ciudad, para llegar a Arcila. La distancia es de unos 46 km al sur de Tanger, sobre la costa atlantica, en coche por Autopista, la Nacional 1 o en el Ferrocarril.
Nos dijeron que el precio oscilaba entre 200 o 250 Dh. El primer taxista no era demasiado amable, nos pidió 350 Dh y ni negociamos. Nos fuimos. Así que sabíamos que el precio rondaría por esa cantidad ya que no hizo ni amago de regatear. El 2º taxista se prestó al regateo y cerramos el precio por 300 Dh ida y vuelta y nos esperaría allí el tiempo que fuese. Así que nos subimos al coche.
Resultó ser un señor muy amable, su frase cararacterística era siempre "SI, SÑÓ" a todo contestaba "Si, señor", aunque luego la respuesta fuese negativa. Nos contó toda su historia profesional, por qué hablaba español, que había trabajado con la cámara de comercio español, nos habló sobre las injusticias sociales del país, etc. Luego todo el apartado familiar, en fin que fue un viaje agradable y distraído. Si hubiese cogido la Autopista hubiésemos ido más rápido, pero también más caro.  Así que sin preguntarnos decidió coger la Nacional 1. Tardamos en llegar menos de una hora, sobre 45 o 50 minutos.
Lo primero que hicimos fue parar a comer. Ya era tarde y como el señor taxista no había comido tampoco y nos cayó tan bien, le dijimos que le invitábamos pero que nos llevase a un sitio bueno, bonito y barato. Y así lo hizo. Comimos justo delante de la puerta de la Alcazaba y por buen precio. Además nos hizo de traductor. Tal vez un poco lento el servicio, nos trajeron rápido el aperitivo, bebidas, aceitunas y pan, pero los platos tardaron. El buen amigo sr. taxista se zampó casi todas las aceitunas con sus buenos trozos de pan y luego ante nuestra sorpresa, se aposentó bien en la silla y decidió esperar ea que trajesen el menú haciéndose una siestecilla. Si, señor, con dos c... Jajajá¡¡¡¡ que figura.
Quedamos con él dos horas más tarde en el mismo sitio, el se iba a rezar un rato a la mezquita (yo creo que siguió con su siestecilla) y nosotros haríamos la visita de esta preciosa villa. Evidentemente solo recorrimos la parte vieja, la medina,  ya que cómo toda ciudad marroquí, Asilah (Arcila en español) se compone de una medina (la ciudad vieja amurallada) y una “Ville Nouvelle” (la ciudad moderna).
Asilah en árabe significa “la auténtica” y ese título resulta representativo al caminar por su reducido casco antiguo.
Sus grandes pórticos de entrada y rampas de acceso se mantienen originales de los tiempos bajo dominio de Portugal.
Lo mismo sucede con la arquitectura urbanística, decorada aún con una mezcla de puertas árabes, verjas andaluzas y luminarias portuguesas.
Lo más característico del pueblo son sin duda los colores de sus paredes.
La medina se presenta con sus muros pintados en azul y blanco, en una amalgama cultural entre lo atlántico y lo mediterráneo, pero que bien podría trasladarnos mentalmente a las islas griegas.
Si vas a Tánger no puedes perderte la visita de Asillah, te sobra con una mañana. Una maravilla.


Nuestro amigo Habib cerrando otro viaje para el día siguiente. El taxi es su oficina.









Vídeo resumen de Asilah

La vuelta a Tánger fue un pequeño caos por el embotellamiento y la caravana de coches que volvían a la ciudad. Era la hora punta. Además, íbamos con prisa porque aún teníamos que llegar al hotel, coger las maletas e ir a la estación de trenes que nos llevaría a Marraquech. Coche cama con tres literas, pero eso lo contaré en la siguiente entrada del 4º día. El caso es que el Sr. Hibab nuestro taxista se portó de maravilla. Nos llevó al hotel, parando antes en el camino para que nos comprásemos unos bocadillos para el viaje porque en el tren nos saldría muy caro. Luego nos esperó en el hotel mientras íbamos al lavabo, encargándose él de recoger nuestras maletas y junto al botones ponerlas ya en el maletero. Todo rápido porque íbamos muy justos de tiempo y perder ese tren hubiese sido todo un problema logístico en la organización del viaje. Le dimos los 300 Dh ( 30 €) pactados,  más una buena propina porque no nos pidió nada extra y se lo había ganado totalmente. Un campeón, SI SÑÓ.